Este mundo suele sorprendernos, algunas veces con historias tan absurdas como ésta, en Pakistán las leyes deben ser muy severas y los procedimientos tan estrictos que hasta un bebé puede ser juzgado como coautor de un asesinato, vaya mundo en el que vivimos.
Muhammad Mosa Khan, también conocido como "Musa" es un pequeño de 9 meses de edad, que es incapaz de caminar por su cuenta pero al parecer para la justicia pakistaní sí es lo suficientemente hábil para matar a un policía a pedradas, bueno este infante no es el único imputado en este caso, él es sólo uno de los 30 implicados, a quienes se acusa de matar al oficial para robar bombonas de gas.
Según los cargos presentados el 1 de Febrero, Musa y sus compinches habrían atacado a los trabajadores de una envasadora de gas estatal con piedras e incluso intentado desollar a los policías, en la audiencia de formulación de cargos Musa fue llevado al estrado, se sentó sobre el regazo de su abuelo mientras escuchaban los cargos en su contra, al menos consiguieron salir bajo fianza, sin embargo la siguiente audiencia está programa para el 12 de Abril.
El padre de Musa afirma que la Policía estaba llevando este caso viciado de falsedades, él manifiesta que los acusados sólo estaban manifestando y nunca fue su intención robar el gas.
"Nuestro crimen es que nosotros protestamos contra la no disponibilidad de la energía eléctrica en nuestra localidad"
Gracias a la difusión de este caso en los medios, tanto los tradicionales como electrónicos, el caso llegó al conocimiento del Ministro Jefe de Punjab, quién pidió ejercer mano dura contra los oficiales que promueven este caso, el asistente del superintendente que presentó los cargos ha sido despedido y varios organismos defensores de los derechos humanos se han puesto en acción.
Es difícil de entender cómo pudo llegar este caso a un tribunal de justicia, no es sólo culpa de los policías en busca de venganza por la vida de su compañero, sino también de los funcionarios judiciales que dieron trámite a esta causa. Es evidente que en algún grado interviene la corrupción, pero es que la desfachatez y el desdén por la humanidad son indignantes. Este incidente no parece posible en la cultura occidental, pero la experiencia en cubrir este tipo de casos no me permite estar seguro de aquello.
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