"Cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar" reza el dicho popular, que seguramente será el mantra del hombre que protagoniza esta historia, y es que en la actualidad con la alarmante tendencia que experimentan en Estados Unidos con casos donde los bancos ordenan el embargo de las casas equivocadas y otras son demolidas por error, este astuto hombre trató de engañar al equipo de demolición.
El ayuntamiento de la ciudad había dispuesto el derrocamiento de una casa en el barrio Pontiac, pero no contaban con que su dueño tenía otros planes, el pícaro hombre disponía del señuelo perfecto, una casa abandonada al costado, y tan sólo bastó con cambiar los números entre su casa y el domicilio abandonado para que su plan sea consumado con éxito.
La verdad es que tuvo éxito pues el equipo de demolición tumbó la casa abandonada, mientras los vecinos se mostraban contentos por el error, si -así como lo escuchan- los vecinos desbordaban en alegría porque el edificio en cuestión era morada de drogadictos y vagabundos, además estaba en un estado deplorable, no sólo por su abandono sino por las horrendas reformas que intentó hacer su dueño en ella.
El dueño de la casa derribada tenía planes para arrendarla el próximo mes, pero sus vecinos consideran que ésta era simplemente inhabitable, ahora el propietario está pensando en exigir la reposición de su propiedad a la ciudad, pero el asunto no termina ahí, pues al ser informados del error, el equipo de demoliciones volvió al barrio para derrocar la casa correcta, por lo que el autor de este engaño sólo pudo disfrutar de su éxito por unas horas.
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