miércoles, 10 de diciembre de 2025

Adiós a Jorge Martínez: Se fue el último macarra del rock español

 

El rock español está de luto. Jorge Martínez, el cantante y alma de Ilegales, falleció este martes 9 de diciembre a los 70 años en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) en Oviedo, víctima de un cáncer de páncreas que había anunciado públicamente en septiembre de este año. Con su partida se va una de las voces más auténticas, irreverentes e irrepetibles que ha dado el rock en español.

El último rebelde

Jorge María Martínez García nació en Avilés, Asturias, el 1 de mayo de 1955. Descendiente del marino Pedro Menéndez de Avilés, creció entre la biblioteca de su abuelo marino mercante, donde devoró las obras completas de Pío Baroja, y las orquestas populares donde tocaba para ganarse la vida. Esa mezcla de cultura de barrio y bagaje intelectual definiría toda su carrera: el macarra ilustrado, el provocador lúcido, el punk que citaba a Nietzsche.

Antes de fundar Ilegales en 1982, pasó por grupos como Madson y Los Metálicos, pero fue con Ilegales donde construyó su leyenda. Aquel primer disco homónimo, con la icónica portada de Ouka Leele, estableció las reglas: guitarras afiladas, letras corrosivas y una actitud que no pedía permiso a nadie. "Punk bien tocado", lo llamaban, y era la definición perfecta.

Durante más de 40 años, Ilegales lanzó álbumes fundamentales como "Agotados de esperar el fin" (1984), "Todos están muertos" (1985) y "Chicos pálidos para la máquina" (1988). Canciones como "Tiempos nuevos, tiempos salvajes", "Soy un macarra", "¡Hola, mamoncete!" o "Problema sexual" se convirtieron en himnos generacionales que trascendieron fronteras y épocas.

Jorge no era solo un músico, era un personaje. En los 80 se paseaba con un palo de hockey como arma disuasoria, fue tertuliano televisivo memorable en "Moros y Cristianos", y nunca, jamás, doblegó su actitud. Leía a Schopenhauer pero cantaba sobre macarras y puteros. Era un tipo duro con alma de poeta cínico, y esa contradicción era su mayor virtud.

En 2022, Ilegales celebró 40 años con un disco especial donde colaboraron Loquillo, Calamaro, Bunbury, Vetusta Morla y Dani Martín, entre otros. Y en 2025, a sus 70 años, lanzó "Joven y arrogante", un título que era puro Jorge: desafiante hasta el final. Semanas después anunció su enfermedad y tuvo que cancelar la gira. Murió como vivió: sin rendirse, sin perder la dignidad.

Mis recuerdos con Ilegales

A principios de los 2000, cuando yo empezaba a explorar el rock en español más allá de lo obvio, me topé con Ilegales. Ya para entonces tenían casi 20 años de carrera, pero su música sonaba fresca, rabiosa, necesaria. Había algo en las letras de Jorge que conectaba directamente, sin filtros. No era pose ni nostalgia ochentera: era rebeldía genuina, de la que no envejece.

"Soy un macarra" se convirtió rápidamente en una de mis favoritas. Esa declaración de principios sin complejos, con ese orgullo de barrio y esa actitud desafiante. Pero si tengo que elegir una canción que me resulte especialmente catártica, incluso hasta hoy, es "Destruye". Su inicio lento, esa tensión que va creciendo hasta explotar, y esa letra nihilista pero lúcida... es de esas canciones que funcionan como válvula de escape cuando el mundo te tiene hasta la madre.

"Problema Sexual" es Jorge en estado puro: provocación, humor negro y una melodía pegadiza que te hace cantar algo absolutamente incorrecto sin pensarlo dos veces. Signo de su estilo irreverente, de esa capacidad para tocar temas tabú con descaro y gracia. Y qué decir de "Ella saltó por la ventana", jeje, muy descriptiva, un verdadero cautionary tale narrado sin edulcorantes ni moralejas baratas.

Para una fiesta, "Caramelos Podridos" siempre funciona. "Bestia, bestia" es un verdadero himno a pesar de su corta duración, pura energía concentrada. "El piloto" me encanta por ese estilo rockabilly y esa historia que siempre me ha atrapado. Y "Odio los pasodobles" es actitud punk al 100%: empezar con un fragmento bien ejecutado de un pasodoble solo para luego destrozar todo lo que representa. Pura ironía.

Una que me parece algo profética, dada la situación actual en el entorno europeo, es "Europa ha muerto". Quizás sea una opinión algo controversial, pero Jorge siempre tuvo esa capacidad de captar corrientes subterráneas de la sociedad. Muchas de sus letras han envejecido de manera inquietante, volviéndose más relevantes con el tiempo.

"Agotados de Esperar el fin" me encanta. También "La casa del misterio", "Fiesta", "El norte está lleno de frío", "Delincuente Habitual", "Revuelta juvenil en Mongolia"... Y ahora, con su muerte, "Canción obscena" suena como una despedida del mismísimo Jorge Ilegal. Es desgarrador escucharla con esa perspectiva.

Lamentablemente nunca los pude ver en vivo. Es una de esas deudas que uno tiene con la vida y que ya nunca podré saldar. Pero su música me ha acompañado durante más de 20 años, en diferentes momentos y circunstancias, y esa conexión también es valiosa.

El legado del último macarra

Jorge Martínez deja un legado irreemplazable en el rock español. Fue coherente, provocador, técnicamente soberbio y con una personalidad absolutamente única. Nunca se vendió, nunca se ablandó, nunca dejó de ser ese tipo arrogante y lúcido que construyó en su primera juventud.

El rock español pierde a una de sus voces más auténticas. Pero ahí quedan los discos, las canciones, esa energía que sigue siendo necesaria. Nuevas generaciones seguirán descubriendo que la rebeldía de Jorge no era moda pasajera, sino algo genuino y atemporal.

Descansa en paz, Jorge. Fuiste, eres y serás un macarra hasta el final.


Escucha Ilegales. Pon "Destruye" bien alto. Es la mejor manera de recordarlo.

 

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