Baltazar Ushca: la muerte de un antiguo oficio
Este 11 de octubre de 2024, Ecuador ha perdido a una de sus figuras más emblemáticas: Baltazar Ushca, el último hielero del Chimborazo. Su fallecimiento, a los 80 años, marca el final de una tradición ancestral que durante siglos formó parte de la vida en las faldas del volcán Chimborazo. Ushca falleció en su propiedad en Guano, mientras realizaba sus labores cotidianas, tras ser derribado por un toro en un accidente que ha conmocionado a la comunidad local.
Una vida dedicada al hielo del Chimborazo
A lo largo de más de 50 años, Baltazar Ushca subía regularmente a los glaciares del Chimborazo, un volcán majestuoso que se eleva a más de 6,200 metros sobre el nivel del mar. Su misión era extraer bloques de hielo natural, una actividad que realizaba desde su juventud junto a sus hermanos, quienes eventualmente abandonaron la práctica ante la llegada de nuevos métodos de producción de hielo. Sin embargo, Baltazar nunca dejó de lado su trabajo, manteniéndose como el último de los hieleros.
La recolección de hielo era más que un simple oficio para él; era un legado cultural que había heredado de sus ancestros indígenas. Con su partida, no solo se apaga la tradición de los hieleros, sino que también se pierde un vínculo directo con las raíces históricas y culturales de Ecuador.
Un accidente inesperado
Baltazar Ushca falleció tras ser derribado por un toro mientras trabajaba en su propiedad en Guano, una localidad cercana al Chimborazo. El accidente ocurrió mientras realizaba sus actividades cotidianas, demostrando una vez más su incansable dedicación al trabajo hasta el final de su vida. Este evento conmocionó a la comunidad local y a quienes conocían su historia a nivel nacional e internacional.
Baltazar Ushca: Un legado que trasciende
Conocido por muchos gracias al documental El Último Hielero, Baltazar Ushca fue un ejemplo de resiliencia y de cómo una persona puede sostener una tradición casi en solitario, luchando contra las adversidades del clima, el paso del tiempo y los cambios tecnológicos. Este documental, que captura su relación con el Chimborazo y su sentido de orgullo por su oficio, sirvió para inmortalizar su historia y dar a conocer al mundo la importancia cultural de su labor.
Su vida ha sido testimonio de una conexión profunda entre el ser humano y la naturaleza, y de la importancia de preservar las tradiciones frente a la modernización. Mientras otras personas optaban por medios más rápidos y eficientes para conseguir hielo, Ushca persistía, extrayendo bloques de hielo que luego vendía en los mercados locales, y manteniendo viva una práctica que, para muchos, ya era cosa del pasado.
El fin de una era
Con la partida de Baltazar Ushca no solo se pierde una vida, sino un pedazo vivo de la historia ecuatoriana. La tradición de los hieleros del Chimborazo ha quedado en el pasado, y con él se cierra un ciclo en la relación del hombre con los glaciares andinos. La comunidad de Guano y otros pueblos cercanos al Chimborazo lo recordarán con respeto y admiración, no solo por su trabajo sino por su rol como guardián de una costumbre que desafiaba los cambios del tiempo.
Reflexión final
El fallecimiento de Baltazar Ushca, en un desafortunado accidente mientras trabajaba en su propiedad, deja un vacío difícil de llenar. Su dedicación al Chimborazo y a la tradición de los hieleros perdurará en la memoria colectiva de Ecuador y más allá. Aunque ya no subirá más a las cumbres del volcán para recolectar hielo, su legado seguirá presente, recordándonos la importancia de nuestras raíces y de las personas que, como él, viven con integridad y pasión por su cultura.